
Una brisa corría por su piel, y dentro de sus párpados agitaban las olas, llenas de tristeza...ya no faltaba nada más para cubrir la mágica velada del fin...Corrían los días, como el agua en la cascada, y brotaban azules las venas de sus brazos, latía el corazón, quizás cada vez más lento, tan solo por la triste agonía de ya empezar a caer...
La caída, sería inmensa, ya más nada podía ser más grande, ni más pequeño, todo vacilaba en su ardor, y en su sumiso resplandor, ya nada valía...ya no servía, no.
Nunca esperó aquel momento, siempre le temió, pero llegado el momento solo sintió un pedazo de inconsciencia, de somnolencia, de finiquitar esto tan grande que ya no daba para más.
Las olas de sus ojos rebalsaron, cayeron , pero las hacían secar, ya no se sentía si quiera apoyo, ni ganas de seguir...Ni siquiera valor para enfrentar aquel momento culmine....El final se apronta, no se puede comprar, pero si se puede pagar...El final no era bueno, tampoco su vida, tampoco su muerte, tampoco la forma, tampoco el lugar, ni el momento...
Tampoco lo hizo, tampoco lo creyó justo, más bien sintió que no era el momento, incluso volvió sentir conciencia, y lucidez, no era justo no.
El daño sería más grande que el perdón, y que la muerte, y que la vida, aun peor, sería la muerte de otro por la muerte de este.
Fue un momento sin fin, no era el fin, si así hubiese sido, todo acabaría, pues ya no existiría...
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